miércoles, mayo 06, 2009

Prioridades de la investigación

En todos los tonos, mucha gente ha aprovechado ya la crisis de salud actual en México para hablar del insuficiente apoyo y del poco respeto que se da a la investigación en México. Cristina Aguayo en su blog 'materia prima' lo ha puesto bien. Juan Ramón de la Fuente en CNN con Aristegui lo dijo ayer con todas sus letras, él como ex-Srio de Salud y ex-Rector de la UNAM. René Drucker (en tvolución) ha venido articulando desde hace años este déficit nacional en conocimiento.

Digo, no es posible que el gobierno mexicano tardara tantos días ante la emergencia del 'swine flu' o AH1N1 por enviar las muestras a analizar a Canadá y a Atlanta. ¿Y los laboratorios de la UNAM? Ese es tercermundismo: cuando el gobierno depende de ciencia extranjera ante una crisis, y todavía peor: cuando pide prestados millones de dólares, que usa para comprar medicamentos a grandes corporaciones globales (suizas y francesas en el caso de estos antivirales).

¿Y en el diseño?

En el diseño la discusión es menos obvia, ya que generalmente el argumento de mucha, mucha gente ha sido algo así como "México no puede invertir en ciencia básica, tiene que hacer investigación aplicada", y se da como criterio las patentes y más aún las licencias de patentes (los productos puestos en el mercado).

Con este argumento se trivializa y sataniza la publicación de 'papers' en 'journals' y conferencias arbitradas. Se dice que la ciencia básica está encerrada en los laboratorios o en su torre de marfil y no tiene aplicación directa. Claro, todo cambia ante las emergencias: de pronto se vuelve importante la epidemiología, y hasta la historiografía que nos puede dar un asidero ante situaciones con pocos precedentes o precedentes muy lejanos en el tiempo.

Repito: ¿y en el diseño?

Como decía, en el diseño no nos podemos "poner el saco" de este debate entre ciencias básica-aplicada, porque en realidad la investigación en el diseño toma mucho de otras disciplinas para acercarse al estudio de fenómenos técnico-humanos que de alguna manera terminan siempre por ser 'aplicados', en contacto con la realidad. Pero creo que podemos aprender algo de la epidemia del swine-flu: de pronto cuando hay un cambio de condiciones, lo que no se veía tan importante se vuelve prioritario, y lo que parecía ser importante, es obsoleto.

Un ejemplo: antes del 'swine-flu' en México sabíamos poco del SARS, de la epidemia 'española' de 1918-19, bueno hasta de la gripe aviar asiática. Y lo sé porque ahora que todo mundo se hace preguntas, vale la pena ver esos casos y me he dado cuenta que mucha gente en mi entorno no sabíamos o siguen sin saber de esos antecedentes. Si el tema de una epidemia latente no está en tu radar, entonces tienes pocos elementos para distinguir una propuesta de diseño de tapabocas contra el diseño de accesorios de moda. Un 'estudio de mercado' te diría que los accesorios de moda es un mejor tema que el de tapabocas. Solo que cuando viene la emergencia, se agotan los tapabocas y a nadie o muy pocos les interesa la moda.

¿Qué podemos aprender del 'swine-flu' los diseñadores? Para empezar desde los detalles, que los tapabocas están mal diseñados. De ahí hasta el preguntarse ¿Cómo vivirá la humanidad este tipo de crisis en el futuro, y qué podemos hacer hoy como diseñadores para que esas crisis sean menos dramáticas?

Creo que a todos nos hace revalorarnos nuestras prioridades, incluyendo nuestros temas de investigación. O nuestros enfoques en estos temas.

Por ejemplo, en lo que se ha venido llamando "diseño sustentable" creo que han cabido demasiadas interpretaciones y es buena ocasión para revalorarlas. ¿Es diseño sustentable el estar trabajando en reducir el impacto de materiales (para seguir diseñando y produciendo y consumiendo y tirando igual que hasta ahora)? O bien ¿Es diseño sustentable el construir escenarios de crisis sociales, económicas y ambientales que son latentes y tienen un alto grado de probabilidad, y diseñar para esos escenarios?

No tengo respuestas, pero en estos días cuando los más expertos decían que "ante lo nuevo de esta mutación viral nadie sabe bien qué puede pasar", a mí me dio por pensar: "... y tanto que nos preocupábamos por el calentamiento global y ahora qué poco importa". Repito, no estoy diciendo que sustentemos maneras de vivir que son poco benéficas para todos, tampoco estoy diciendo que busquemos hacer mejoras, quizá lo que estoy diciendo es que con cambios repentinos en la realidad (como una epidemia que en cuestión de días lo cambia t-o-d-o), los 'pequeños avances' no nos sirven de nada y necesitamos echar mano de ideas radicales.

El problema es que en el 'diseño cotidiano' no nos damos el tiempo y el espacio para pensar en estos escenarios radicales de cambio, y el peligro es que llegan las emergencias y nadie había previsto el diseño de la vida bajo esas nuevas condiciones.

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