viernes, febrero 27, 2009

La genialidad y la opresión de la Bauhaus

Estoy escribiendo un artículo sobre todo lo bueno de las ideas de la Bauhaus (nada nuevo) pero también sobre todo lo malo de los dogmas de la Bauhaus en el diseño de hoy en día, particularmente su educación. Las premisas son las siguientes:

1. Inspirado en Edgar Morin, creo que una idea nueva y fresca tiene sus méritos, pero con el tiempo si la idea es aceptada y se convierte en la idea dominante, esos méritos se van desgastando. El entorno cambia, todo cambia, pero la idea dominante sigue ahí, se hace obsoleta, pasa de ser una idea a ser un dogma.

2. Esto le pasó hace tiempo a los paradigmas del diseño atribuidos a la Bauhaus. Fueron geniales, hoy son absurdamente irrelevantes. Es más, yo creo que la esencia misma de aquellas ideas iría en contra de lo que hoy representan. Es la famosa paradoja de volverse "más papistas que el Papa". En corto, hace falta un gran cambio, romper radicalmente con el paradigma dominante de la educación del diseño. ¿Cómo le hacemos?

3. Cambiar la educación del diseño (hoy estimo que hay entre 7,000 y 10,000 alumnos de diseño industrial en México solamente, y creo que es cuando más estudiantes de diseño han existido hasta ahora) es muy fácil por un lado: si pensamos que los jóvenes por naturaleza son rebeldes, abiertos al cambio, dispuestos a explorar, y quizá lo más importante, son altamente ignorantes. Bueno, para decirlo de otra manera, no están todavía comprometidos con la ideología existente. Su inexperiencia es un gran valor porque no deben perder nada antes de aprender, solo deben estar dispuestos a aprender algo que no es totalmente claro (este es otro punto).

4. P-e-r-o cambiar la educación del diseño se convierte en lo más difícil que puede haber si pensamos que primero tenemos que ayudar a los profesores a cambiar. Eso si está en chino porque los profesores son a menudo personajes que llevan muchos años enseñando lo mismo. O haciendo más de lo mismo en su vida profesional. Pocos, muy pocos, son los que están constantemente cuestionándose lo que hacen. Y es totalmente natural: todos mientras más experiencia vamos adquiriendo, la atesoramos por el valor que nos da ese saber, esas habilidades. Nos llegamos a escudar en la experiencia, nos protege y nos da credibilidad (y dinero). ¿Entonces cómo cambiar a los profesores? Una opción es el cambio generacional: un profesor de 60 años hoy, se graduó como diseñador en 1972 más o menos. Es decir, que es posible que esta persona siga transmitiendo una visión 'sesentera' del diseño o inclusive que la influencia de la Bauhaus sea tan fuerte que siga perpetuando una visión del diseño de más de 100 años.

5. ¿Entonces qué hacer? Ojalá tuviera la respuesta. Aunque, pensando en cómo ha cambiado el mundo en los últimos 10 años, creo que es mejor no tener ninguna respuesta, cualquiera estaría mal el día de mañana seguramente. Quizá una "receta" adecuada sería buscar destruir el paradigma dominante sin dogmas, es decir, crear el mayor caos posible de ideas en una escuela de diseño y poco a poco ir comprendiendo qué debe ser el diseño del futuro. Esta diversidad, este clima divergente podría crearse buscando lo siguiente: diversidad de profesores en género, diversidad en años de experiencia, diversidad en escuelas y tradiciones de formación, diversidad de intereses, diversidad de enfoques didácticos, diversidad de actividades profesionales, diversidad de puntos de vista en general.

6. Solo que no debe ser tan sencillo: un exceso de divergencias y lo que lograríamos sería un ruido total, sin llegar nunca a acuerdos ni colaboraciones. Entonces la clave quizá esté en la frase de Henry Ford: "En Ford no tenemos expertos, si alguien se dice experto de inmediato nos deshacemos de él, ya que el experto lo primero que ha hecho es negarse cualquier aprendizaje futuro". Voilá, "diversidad sin expertos".

Cualquier contribución de los lectores sería enormemente agradecida...


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